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Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Descripción

por vvs_admin
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Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido constituye una unidad geográfica dominada en su orografía por el macizo de Monte Perdido 3348 m, con las cimas de Las Tres Sorores:  Monte Perdido, Cilindro y pico de Añisclo desde donde derivan a modo de brazos los 4 valles de Ordesa, Añisclo, Escuain y Pineta y por donde discurren los ríos Arazas, Bellús, Yaga y Cinca.

El paisaje muestra grandes contrastes. Los principales ecosistemas están representados por los bosque y pastizales. La alta montaña tiene geomorfología fluvial y glaciar. En las zonas altas predomina la aridez de los desiertos Kársticos, donde el agua de lluvia y deshielo se filtra bajo el suelo a través de grietas y sumideros. Y en los valles, el agua está siempre presente saltando en forma de cascadas y los barrancos llenos de vegetación exuberante.

El valle de Ordesa es el alma del parque. Son infinitas las excursiones y ascensiones que puedes realizar en cualquier época del año.  Recorrer sus senderos, fundiéndote con el entorno, es una experiencia que se quedará en tu recuerdo para siempre. Encontrarás bosques de hayas, pinos y pinabetes. Ríos e ibones transparentes, altas praderas y roquedos vertiginosos. Destacan también dos importantes cascadas:  la cascada de la Cola de Caballo que es una de las más conocidas y accesible prácticamente para la mayoría de las personas acostumbradas a caminar por la montaña   y la cascada de Cotatuero que baja entre Tobacor (2779 m) y Mondarruego (2848m).

En cuanto a fauna, conviven buitres, águilas, quebrantahuesos, sarrios o rebecos y marmotas

Tenemos a la entrada del valle de Ordesa Torla, un encantador pueblo típicamente pirenaico que proporciona al visitante del Parque todos los servicios necesarios para que disfrute de su estancia.

El Cañón de Añisclo, al que se accede desde Escalona, es como una profunda brecha que corta la montaña de norte a sur. Ha sido esculpido durante millones de años por la acción erosiva del rio Bellos.

Las Gargantas de Escuaín, a las que podrás llegar desde el pueblo del mismo nombre, son otro ejemplo de la fuerza de la naturaleza. El valle de Escuaín es el más pequeño de los cuatro que componen el parque nacional y, posiblemente, el menos transitado; sin embargo, la belleza de sus gargantas merece sin duda tu visita. Además, desde aquí podrás observar diversas especies de aves protegidas.

El valle de Pineta es apacible y bucólico con el típico perfil en U de origen glaciar. Rodeado de poderosas crestas y boscosas laderas, termina ante la mole de las Tres Sorores: Monte Perdido, el Cilindro de Marboré y el Soum de Ramond, que te obligarán a levantar la vista hasta sus más de 3.000 metros. A este valle se accede por Bielsa, famoso por su carnaval, el más popular y con más tradición del Alto Aragón.

Alrededor del Parque existe todo un paisaje pirenaico humanizado. Los pueblos aparecen como un desafío a la naturaleza. Las casas muestran arquitectura típica con tejado de losas de arenisca, paredes de piedra, chimeneas troncocónicas coronadas por la piedra espanta brujas y cocinas con cadieras y bancos de madera alrededor de un fuego central, La mano del hombre ha ido modelando el paisaje creando en las laderas, terrazas bancales, o fajas pequeñas presas para aprovechar la fuerza del agua y poder cultivar. También podemos ver las mallatas que son construcciones para poder pernoctar con el ganado.  Pueblos y gentes del Sobrarbe han mantenido sus modos de vida tradicionales a lo largo de los años.

 

La flora

Hay más de 1500 especies de flora pirenaica donde podemos encontrar especies comunes y endémicas o exclusivas de estas montañas como son la madreselva pirenaica, la corona del rey o la oreja del oso que se encuentra en las fisuras de los roquedos calizos. Prímulas, gencianas, lirios, siemprevivas, saxífragas. potentillas y merenderas …son las más singulares.

El haya, abeto blanco o pino silvestre son los árboles dominantes y a la orilla de los ríos encontraremos sauces, abedules y fresnos.

En el cañón de Añisclo las encinas y hayas intercambian sus pisos naturales por la inversión térmica (temperatura al revés). Normalmente a medida que se asciende la temperatura disminuye 1ªC cada 100 metros. De forma que las plantas que requieren menos temperatura crecen a mayor altitud. Sin embargo, en gargantas y cañones profundos como es el caso del cañón de Añisclo el aire frio queda atrapado en el fondo del cañón por una capa de aire caliente que lo tapona. El aire frio no puede elevarse puesto que es más pesado que el caliente. Así las encinas carrascas y quejidos se localizan en las zonas más altas mientras que las hayas. Fresnos, abedules, tilos y sauces viven en el fondo del barranco dando lugar a pisos de vegetación contrarios a lo habitual. mientras que en valle de Escuain el pino silvestre o Royo gana los terrenos aprovechados en el valle de Escuain y el pino negro vive en el límite de la vegetación arbórea.

 

Fauna

El quebrantahuesos águila real, la chova y el buitre leonado son las rapaces predominantes. Las truchas o tritón de los pirineos en los ríos y finalmente, marmotas y sarrios o rebecos en los altos pastizales

Por otro lado. El treparriscos y perdiz nival o lagópodo alpino logran soportar las difíciles condiciones meteorológicas.

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